Queremos explicar brevemente la razón por la cual no tocamos en el Morrison Fest 3. Al llegar al Gran Complejo nos enteramos que había un retraso de aproximadamente 3 horas en los horarios de las bandas. Calculamos entonces que tocaríamos no a las 8pm (nuestro horario original) sino a las 11pm aproximadamente, después de Kendall y antes de Diazepunk, como estaba programado.
Pero la persona que nos contrató, Alfredo Castro (Productor de Morrison Entertainment), nos comentó que el concierto se les había “escapado de las manos” y que por orden de Érick Ordóñez (Gerente de Morrison Entertainment) sólo podíamos tocar 3 canciones (de un repertorio de 40 minutos que habíamos acordado). Y si no estábamos de acuerdo, podíamos retirarnos. Así de sencillo!
Teniendo en cuenta que varias de nuestras canciones duran apenas 2 o 3 minutos, estábamos tratando de negociar que nos concedieran aunque sea 20 minutos, para poder presentar un set rápido con 7 u 8 canciones. Así es, a pesar de la condición anterior, teníamos toda la intención de subir a tocar, porque queríamos hacerlo (a pesar de otros incumplimientos contractuales que no viene al caso detallar).
Pero lo que colmó nuestra paciencia fue ver como “bajaron” a los Kendall del escenario (que estaban con instrumentos listos para instalarse) para darle prioridad a Silverstein, que se supone cerraría el concierto.
Las bandas sabemos que son pocos los festivales que están libres de imprevistos, y en nuestro caso siempre tratamos de ser pacientes y colaborar, en la medida de nuestras posibilidades, para que todo salga bien. Pero consideramos que esto fue el colmo de lo inaudito. Faltó previsión, criterio y profesionalismo para manejar el problema. No existió consideración o respeto alguno para las bandas peruanas que nos quedamos sin tocar.
Después de dos días, no hemos recibido ni un correo ni una llamada de disculpas por parte de Morrison Entertainment. Lo cordial no quita lo valiente, ¿no?
No compartimos los comentarios “anónimos” que sugieren que las cerca de 3 mil personas que asistieron al Gran Complejo únicamente fueron a ver a Silverstein. Si fuera así, Morrison no hubiera contratado a las bandas cabeza de cartel que nos quedamos sin tocar. Es más, tampoco hubieran tenido problema en anunciar días antes (como ya se sabía) que 6 Voltios no tocaría. Por último, hubieran permitido que las bandas que nos retirábamos del Gran Complejo sin tocar, pudiéramos anunciar al público nuestra decisión.
Bueno gente, esto fue lo que pasó. De nuestra parte en ningún momento hubo intransigencia ni mucho menos actitud de “rockstars” que nunca la hemos tenido. Los organizadores que han trabajado con Terreviento, saben cómo somos y por eso siguen trabajando con nosotros.
Lamentamos que las personas que esperaban vernos no lo hayan podido hacer y agradecemos todos los mensajes que nos han hecho llegar haciéndonos saber su descontento y frustración.
Sólo esperamos, un tanto optimistas, que tanto bandas como público asistente y sobre todo las webs que difunden y dan cobertura de la movida, seamos más exigentes con los productores de conciertos. Y sobre todo críticos. Ellos no les están haciendo un favor: están ofreciendo un servicio y beneficiándose económicamente con el dinero que ustedes pagan con sus entradas.
No nos quedemos callados ante atropellos, incumplimientos o faltas de respeto. Tampoco seamos testigos mudos de hechos que hacen retroceder a nuestra escena.
Pero la persona que nos contrató, Alfredo Castro (Productor de Morrison Entertainment), nos comentó que el concierto se les había “escapado de las manos” y que por orden de Érick Ordóñez (Gerente de Morrison Entertainment) sólo podíamos tocar 3 canciones (de un repertorio de 40 minutos que habíamos acordado). Y si no estábamos de acuerdo, podíamos retirarnos. Así de sencillo!
Teniendo en cuenta que varias de nuestras canciones duran apenas 2 o 3 minutos, estábamos tratando de negociar que nos concedieran aunque sea 20 minutos, para poder presentar un set rápido con 7 u 8 canciones. Así es, a pesar de la condición anterior, teníamos toda la intención de subir a tocar, porque queríamos hacerlo (a pesar de otros incumplimientos contractuales que no viene al caso detallar).
Pero lo que colmó nuestra paciencia fue ver como “bajaron” a los Kendall del escenario (que estaban con instrumentos listos para instalarse) para darle prioridad a Silverstein, que se supone cerraría el concierto.
Las bandas sabemos que son pocos los festivales que están libres de imprevistos, y en nuestro caso siempre tratamos de ser pacientes y colaborar, en la medida de nuestras posibilidades, para que todo salga bien. Pero consideramos que esto fue el colmo de lo inaudito. Faltó previsión, criterio y profesionalismo para manejar el problema. No existió consideración o respeto alguno para las bandas peruanas que nos quedamos sin tocar.
Después de dos días, no hemos recibido ni un correo ni una llamada de disculpas por parte de Morrison Entertainment. Lo cordial no quita lo valiente, ¿no?
No compartimos los comentarios “anónimos” que sugieren que las cerca de 3 mil personas que asistieron al Gran Complejo únicamente fueron a ver a Silverstein. Si fuera así, Morrison no hubiera contratado a las bandas cabeza de cartel que nos quedamos sin tocar. Es más, tampoco hubieran tenido problema en anunciar días antes (como ya se sabía) que 6 Voltios no tocaría. Por último, hubieran permitido que las bandas que nos retirábamos del Gran Complejo sin tocar, pudiéramos anunciar al público nuestra decisión.
Bueno gente, esto fue lo que pasó. De nuestra parte en ningún momento hubo intransigencia ni mucho menos actitud de “rockstars” que nunca la hemos tenido. Los organizadores que han trabajado con Terreviento, saben cómo somos y por eso siguen trabajando con nosotros.
Lamentamos que las personas que esperaban vernos no lo hayan podido hacer y agradecemos todos los mensajes que nos han hecho llegar haciéndonos saber su descontento y frustración.
Sólo esperamos, un tanto optimistas, que tanto bandas como público asistente y sobre todo las webs que difunden y dan cobertura de la movida, seamos más exigentes con los productores de conciertos. Y sobre todo críticos. Ellos no les están haciendo un favor: están ofreciendo un servicio y beneficiándose económicamente con el dinero que ustedes pagan con sus entradas.
No nos quedemos callados ante atropellos, incumplimientos o faltas de respeto. Tampoco seamos testigos mudos de hechos que hacen retroceder a nuestra escena.
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